7 de marzo de 2018

La transferencia embrionaria Parte I

Sucedió un 10 de Febrero 

Al final, no todos los recuerdos de un tto de fertilidad son malos, mentiría si afirmara esto.  Guardo un dulce recuerdo del día de la transferencia, quizás porque me colmó de esperanza, porque me colmó de esperanza y  porque cuando llegué a casa tenía la certeza de que por lo menos en ese momento, estaban ahí conmigo, y yo les decía, "vamos Go chicos¡¡, quédense conmigo"

Por la mañana estaba de los nervios, entre otros porque mi chico había empezado a trabajar en un nuevo trabajo hacía muy poco por lo que era imposible que pudiera escaparse para estar conmigo en un momento tan especial, al él también le dolió mucho perdérselo, pero que le vamos a hacer. A poco más de dos horas de la mi cita con en la clínica, todavía no había decidido si ir sola o acompañada, las únicas personas cercanas que hasta ese momento  sabían que esta haciendo un nuevo tratamiento, eran mi chico claro, y mi madre.Yo dudaba si decirle a mi madre que me acompañara, pues tenía una forma muy intensa de vivir el tto, dándolo todo por hecho a la primera, como si a 2010 nos trasladases y fuésemos novatos en esto. Ella quizás lo sea, pero yo no, y trato aunque no siempre lo consiga, de poner los pies en el suelo y saber que no es una victoria segura (como por cierto al final no lo fue). Así que aunque ella ya se había anticipado a decirme que me iba a acompañar, no le dije nada hasta ultima hora, pensando en ir solo, o con una amiga muy cercana y bastante empática en cuanto a este tema, aunque esto supondría tener que contárselo todo, lo que no esta en mis planes, la experiencia nos ha enseñado que el tema de los tto es mejor llevarlo en secreto. Finalmente a poco más de una hora me decidí, llamé a mi madre y le dije "La transferencia es hoy  a las 11 pero si no puedes venir no pasa nada", a lo que ella respondió "si voy, voy saliendo ya". Quedamos en vernos cerca de la clínica. Recuerdo que a la hora de prepararme me dio un ataque de histeria y puse el vestidor patas arriba en busca de un pendiente que se me había caído detrás de un mueble y que yo estaba empecinada en que quería ponerme, ese y no otro, aunque los tengo muy parecidos, y hasta que no lo encontré no paré. Pendientes por el suelo, muebles movidos, todo hecho un desastre en un segundín, y yo con los dos pendientes ya puestos, pensando que me había vuelto loca  por una soberana tontería. Lo achaqué a los nervios por la inminente transferencia (aunque quizás fueran los hormonas residuales del tto para la punción, o la progesterona que había comenzado a tomar, varios días antes). En fin, fuera lo que fuera, el hecho de haber paralizado el mundo por una búsqueda de accesorios, me dejó sin tiempo para ir a la clínica dando un paseo relajado desde mi casa como había planeado. Para poder llevarlo acabo, debía salir mínimo con unos 50 minutos de antelación. Pero eran las 10:30  lo que me dejaba una escasa media hora para llegar a la clínica, mi primera opción fue pensar "pues habrá que echar mano del transporte público", pero como era sábado esperar por la guagua cuando hay prisa es también una opción alocada, el taxi ni me planteé (más tacañismo que nada, la verdad porque podía haber cogido uno) por lo que no me quedaba más que caminar muy deprisa, correr, o volar, opté por la primera opción, y llegué a la clínica sudando como si hubiese corrido la carrera San silvestre, para mí que olía hasta a sudor, aunque mi madre dijo que no, y que era una exagerada ; ) ...


2 comentarios:

  1. Lo del pendiente tiene pinta de haber sido por los nervios, sí. A veces canalizamos los nervios en "tonterías" para no pensar en lo que realmente nos está poniendo nerviosos. Besotes!!

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  2. Si seguro que fue, canalicé todos los nervios de la mañana en ese pequeño pendiente ;)

    Un besico corazón, gracias por estar

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